¿Nos seguimos dividiendo? o ¿unimos fuerzas, entendiendo que todas empujamos hacia la misma dirección? Una reflexión sobre los diferentes (y todos validos) abordajes al 8M.
En el Día Internacional de la Mujer, que se celebra cada 8 de marzo, se ¨conmemora la lucha en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo¨, según las Naciones Unidas. También es un día en el cual se reconocen los logros de las mujeres a lo largo de la historia, en pos de la igualdad de derechos y oportunidades en todo el mundo.
La fecha tiene sus orígenes en los movimientos obreros y socialistas del siglo XX, cuando las mujeres comenzaron a organizarse y exigir mejoras laborales, económicas y políticas. El primer Día Internacional de la Mujer se celebró el 19 de marzo de 1911, en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. Fue propuesto por la líder socialista alemana Clara Zetkin, quien abogó por la celebración anual de un día internacional de lucha por los derechos de la mujer. Desde entonces, el día se ha convertido en un importante evento anual a nivel global para reconocer la lucha de las mujeres en torno a la igualdad de género.
En todo el mundo, se llevan a cabo diversas acciones de comunicación y eventos para celebrar y conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Estos eventos incluyen conferencias, exposiciones, manifestaciones, conciertos y actividades culturales, así como acciones para concientizar sobre la importancia de la igualdad de género y los derechos de las mujeres.
En este contexto, cada año surge el debate del abordaje que se le debe dar a la temática. Especialmente sobre si esta fecha se debe celebrar o conmemorar. Hay quienes debaten si este día debe ser considerado como una celebración al esfuerzo y trayectoria de las mujeres en el ámbito de la igualdad o simplemente como una jornada de reflexión, reivindicación y acción.
Para entender mejor las aristas de esta discusión, es importante definir el significado de la palabra “celebración”. Según el diccionario Oxford Languages: ¨la celebración es una forma de festejo que se realiza en conmemoración de algún acontecimiento o logro. Puede incluir llevar a cabo actos públicos, como reuniones, ceremonias, espectáculos, etc.¨. Se podría decir que la palabra ¨celebración¨ tiene una connotación positiva. Es por eso que, teniendo en cuenta los datos alarmantes a nivel global que demuestran la gran dimensión de la brecha de género y los incrementadles casos de violencia hacia la mujer, evidenciados a nivel intrafamiliar, laboral y sociopolítico (como es el caso de la situación que viven las mujeres en Medio Oriente), resulta altamente razonable que muchos grupos adhieran al pensamiento de que no se debe tratar la fecha como una celebración.
Por su parte, conmemorar refiere a ¨recordar un acontecimiento histórico o a una persona destacada mediante la celebración de un acto solemne o fiesta, especialmente en la fecha en que se cumple algún aniversario¨, según Oxford Languages. Los movimientos feministas aseguran que el Día Internacional de la Mujer no es una razón de celebración, ni festejo, pues lo que enmarca dicha conmemoración es la lucha de las mujeres por la igualdad frente a los hombres, los señalamientos de abuso y violencia de las que son víctimas, el reclamo de justicia; y el reconocimiento de sus derechos humanos universales y particulares. Por tal razón, las felicitaciones no son bien recibidas por muchas mujeres, pues consideran que no hay fundamento para una celebración y sí mucho trabajo para reconocer política, social, económica y jurídicamente su condición.
En contraste, hay quienes consideran que es oportuno celebrar la lucha y la resistencia de las mujeres y los logros que sí se han obtenido a lo largo de los años. Para las personas que adhieren a esta postura, resulta constructivo conservar una mirada optimista hacia los avances que se han obtenido hasta el momento, que sin dudas han sido muchos. Existieron numerosos hechos históricos que han hecho del mundo un lugar mejor, gracias al incansable trabajo de las mujeres que han jugado un papel esencial en los movimientos por el derecho al voto, los derechos civiles, los derechos LGBTQ+, los derechos laborales, los derechos de los niños y mucho más. También han logrado grandes cosas en todos los campos, incluida la medicina, la ciencia, la literatura y la política. El Día Internacional de la Mujer es una gran oportunidad para reconocer todos estos éxitos. Conservar esta postura no significa que no se reconozca a su vez la dimensión del problema que aún afecta a las mujeres, pues siguen siendo víctimas de injusticia y desigualdad por el simple hecho de ser mujeres.
El enredo generado por esta discusión de palabras parece estar provocando un desenfoque ante una causa de tal importancia. Se trata dos palabras que podrían cooperar y coexistir entre sí, siempre y cuando se tenga en claro la dirección del reclamo de las mujeres y los hechos que dieron origen a la proclamación de una fecha especial como el Día Internacional de la Mujer. Ambas posturas tienen que ver con distintas maneras de darle relevancia al tema y de abordar la misma conversación.
El uso de las palabras es sin dudas esencial y muy poderoso en escenarios de tal dimensión e importancia como el 8M. La comunicación y el uso de términos apropiados resulta clave para el correcto tratamiento de todas las causas sociales. Sin embargo, no debemos permitir que la diferencia de opiniones profundice la brecha entre mujeres, que ya es lo suficientemente profunda. Una de las bases para el avance firme hacia los objetivos, es impedir que se desvirtúe el foco de la discusión. La confrontación que se genera por el uso de la palabras mencionadas es tiempo muy valioso que puede ser destinado a accionar positivamente en este día, uniendo fuerzas para abogar por un mundo con igualdad de participación y de oportunidades para todas las mujeres.
Se trata de posturas, y todas deberían ser respetadas si lo que buscamos es una sociedad basada en el respeto de opinión y de derechos. Cada mujer o grupo de mujeres tiene su propia forma de expresarse y de apreciar este día. Lo importante será asegurar el tratamiento respetuoso de la causa y que todas las mujeres, todas, estemos unidas para impulsar políticas públicas que garanticen nuestros derechos y nos acerquen al cierre de la brecha de género.
