Día Internacional de la Mujer: Una lucha por la paz

El Día Internacional de la Mujer, una lucha por la paz.

Hoy conmemoramos más de 100 años de luchas por los derechos de las mujeres. Es mucho el camino que se ha recorrido y territorio ganado; sin embargo, aún queda mucho por aprender. Todavía son muchas las mujeres víctimas de maltrato, discriminación, son muchas las mujeres que se ven más vulneradas en sus derechos. Si queremos una sociedad justa, debemos ser promotores de la equidad de género.

Una lucha que inició hace más de 100 años

Fueron los movimientos de mujeres a finales del siglo XIX y principios del XX, los que vieron nacer esta lucha. Movimientos que tuvieron lugar en Estados Unidos y Europa. Varios grupos de mujeres, que trabajaban en la creciente industria textil, comenzaron a reclamar condiciones dignas de trabajo. Las conocidas trabajadoras de la confección de New York, un 8 de marzo de 1857, organizaron la primera huelga.

Con el transcurrir del tiempo, el movimiento civil fue cobrando más fuerza hasta convertirse en una lucha política. El reconocimiento de los derechos de las mujeres para inicios del siglo XX, no solo se refería al horario laboral y las mejoras salariales. También se comenzó hablar del derecho al voto y la explotación infantil. De esta forma, se incorpora la participación de la mujer en la esfera pública, con voz propia y a su vez la protección de la familia.

Una de la consignas era “Pan y Rosas”. Estas palabras, más tarde darían nombre a un movimiento de mujeres. Pan y Rosas, representaba la seguridad económica, simbolizada en el pan; y las mejoras en la calidad de vida, representada en la rosa. Hoy día, aún queda mucho camino por recorrer, para alcanzar la construcción de una sociedad inclusiva.

La Mujer en América Latina, reivindicación social.

América Latina, ha tenido un crecimiento importante en el liderazgo por los derechos de la mujer. Una lucha que busca tocar cada aspecto cultural, en el cual se vean violentadas las posibilidades de una mejor calidad de vida para las mujeres. Es importante destacar que, durante muchos años la cultura latinoamericana se ha desarrollado bajo un velo de represión y exclusión hacia las mujeres. Trayendo, como consecuencia, la feminización de la pobreza en la región al igual que en otras partes del mundo.

En la actualidad, la lucha por los derechos de las mujeres continúa teniendo vigencia. En América Latina, la lucha contra la exclusión de las mujeres, es la campaña por la creación de espacios de inclusión. Para la transformación de una sociedad justa, debemos trabajar en la construcción de oportunidades de crecimiento y participación de la vida pública.

Muchas han sido las iniciativas promovidas por ONG’s y fundaciones, tanto públicas como privadas, en la región. Son requeridas las reivindicaciones en todos los aspectos de la cotidianidad, que van desde condiciones laborales, mejorando los niveles educativos y el acceso a la salud. Temas como la violencia doméstica e intrafamiliar, son batallas en las que poco a poco se han ido ganando espacios. Asimismo son importantes los movimientos por la legalización del aborto, como un derecho a la salud sexual y reproductiva, para la protección familiar. El empoderamiento político y económico, que cada vez es más notable en la región latinoamericana.

La sostenibilidad de una sociedad más justa.

La construcción de una sociedad más justa, parte de la idea de comprender la importancia de la equidad de género. De trabajar cada día por minimizar la brecha sociocultural, que históricamente ha existido entre hombre y mujeres. Es transformar las bases de la sociedad, desfeminizando la pobreza y empoderando al núcleo familiar.

Superar la pobreza, es una de las deudas sociales más que grandes que tienen las sociedades contemporáneas. Esta realidad que tiene infinidad de rostros, en la actualidad se mantiene como la principal bandera de las organizaciones públicas y privadas, nacionales e internacionales. La justicia social, busca mitigar el impacto de la represión e indefensión política, que han sufrido durante años las comunidades.

Este trabajo, está encaminado al desarrollo exitoso de los objetivos de sostenibilidad. La erradicación de la pobreza, la educación de calidad, la igualdad de género, salud y bienestar son solo algunos de estos objetivos. Desde los cuales, se impulsan iniciativas de liderazgo y empoderamiento comunitario. Desde finales del siglo XX, se ha hecho cada vez más notorio el impacto que tiene en el desarrollo social, la inclusión de la mujer.

Con el paso del tiempo, el rol de las mujeres como factor de cambio ha cobrado fuerza. Cada vez son más los espacios para la participación política de las mujeres y su liderazgo, el empoderamiento económico y para erradicar la violencia contra las mujeres y niñas. Es el reconocimiento del valioso aporte que realizan las mujeres al crecimiento de sus comunidades. Por medio su crecimiento personal, profesional y el sano desarrollo de sus familias.

Ejemplo de este importante trabajo es el que realizamos en la fundación, a través del Programa CAPTA. Desde hace más de 20 años, apoya el desarrollo y empoderamiento de mujeres en situación de vulnerabilidad. El objetivo es brindar las herramientas emocionales y sociales a las participantes, que les permitan incrementar su productividad a nivel personal y profesional.

Durante estos años de trabajo más de 1000 mujeres han participado de este programa y así han beneficiado a sus familias también. A la fecha, más del 72% de las egresadas continúan económicamente activas.

Transformar la calidad de vida de las mujeres, es transformar la calidad de vida de una sociedad. Estas acciones, generan cambios profundos en las formas de pensar y de relacionarse de las comunidades. Es la valoración y el reconocimiento como iguales, es lo que promueve el trabajo en equipo, la solidaridad y el respeto.

Todos tenemos la oportunidad de aportar nuestro granito de arena a la sostenibilidad de estas iniciativas. Donde, cada día, son más la mujeres que tienen la oportunidad de encontrar un espacio de crecimiento. El empoderamiento y participación activa de las mujeres es la transformación de la sociedad. De esta forma, aseguramos el futuro de las generaciones venideras.

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