Reduciendo la Pobreza, una mujer a la vez

El 17 de octubre fue el Dia Internacional para la Erradicación de la Pobreza.

En una región patriarcal como Latinoamérica, reducir la pobreza  requiere del empoderamiento femenino. Es necesario dar este paso para poder limitar los comportamientos negativos que emanan de este tipo de sociedad, como la dependencia económica o la desigualdad de género.

Empoderar a una mujer significa brindarle autonomía y habilidad de proveer para sí misma y su familia. Esto puede hacer la diferencia entre ser dependiente por dinero o salir de la pobreza, haciendo un uso libre y proactivo de sus recursos.

El empoderamiento, más allá de su valor económico, es también una fuente de valor personal y un generador de autoestima. A través de él, la mujer se da cuenta de que es capaz de mucho más de lo que creía, desbloqueando así su potencial y abriéndose a nuevos horizontes y oportunidades.

Las mujeres empoderadas, en el proceso, aprenden habilidades como el liderazgo, la comunicación, la creatividad y el trabajo en equipo, y al regresar a sus comunidades, se vuelven personas claves, proponiendo soluciones, proyectos de desarrollo social y se transforman en motores de cambios en la vida de la comunidad.

Una mujer empoderada marca entonces el inicio de una cadena, inspirando a otras mujeres y grupos de personas a su alrededor para empoderarse también, creando así un cambio real y duradero en su entorno social.

Se vuelven embajadoras del cambio, el progreso y la actitud positiva que les han enseñado. Al verlas, la gente aprecia un modelo que puede seguir, una figura inspiradora, que han visto desarrollarse y cambiar para bien frente a sus ojos.

Sus historias de éxito y sus testimonios empoderan a otras mujeres y personas que se sienten atrapadas en el círculo de la pobreza. Haciéndoles ver que la pobreza no es una condena para toda la vida, que, aunque sientan en el momento que no tienen salida y hayan perdido la esperanza, siempre existe una manera de alcanzar la libertad y la independencia personal y económica. Las mujeres empoderadas por programas como CAPTA, al ser inspiración y modelos para salir de la pobreza, se transforman en un agente activo de reducción de la misma, proveyendo mejores vidas para ellas y sus familias, inspirando a sus comunidades y creando movimientos de cambio y motivación para romper el ciclo de la pobreza de una vez por todas.

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